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miércoles, febrero 23, 2005

Poderosas incumbencias

El 1º de marzo, el Gobierno enviará un nuevo proyecto para enmendar la ley 25990 de prescripción de causas, promulgada el 10 de enero del corriente año. La ley aporta claridad y quita poder a los jueces en las prescripciones, pero también si no se la modifica, va a producir el cierre de algunas causas por corrupción. Esta ley es un mecanismo para darle un marco al accionar de los jueces en el manejo de las causas, ya que anteriormente, cada uno interpretaba a su manera qué actos procesales podían detener los plazos de la prescripción de un delito. La ley 25990 estableció las causales que pueden detener los plazos de prescripción: la comisión de otro delito, el primer llamado a indagatoria, el requerimiento acusatorio o elevación a juicio y la sentencia; con el nuevo proyecto se agregaría la rebeldía y la extradición.

La nueva ley sólo se conoció la primera semana de febrero, tras la publicación de la noticia en La Nación. Inmediatamente se desató la polémica y se advirtieron los huecos que tenía.

Llama la atención con quien tuvo que acordar el Gobierno para enviar el nuevo proyecto: Juan Carlos Blumberg. Advirtiendo las fallas de la nueva ley, hasta se planteó la posibilidad de realizar una nueva marcha pública de protesta. Pero Blumberg fue sólo una de las tantas figuras que se hizo eco de esto, pero fue el único con poder (se volverá a esto) para reunirse con el presidente, o bien el Gobierno lo invitó para obtener consenso público.

La pregunta es a quién representa el empresario-padre (como lo define Horacio Verbitsky) como para ser él quien discuta estos temas en la Casa Rosada, invitado por el presidente, acompañado por el jefe de Gabinete Alberto Fernández. Blumberg llevó también a su “asesor legal”, el abogado Roberto Durrieu, quien le presentó a Fernández una carpeta con las causas donde se investigan hechos de corrupción que la nueva ley sin modificaciones podría hacer caer. Y esto no es todo, hay promesas de nuevas reuniones entre el jefe de Gabinete y Durrieu para seguir analizando aspectos del proyecto que irá al Congreso.

También ante el empresario, Kirchner admitió la equivocación de sancionar la ley sin abrir la discusión a los sectores de la Justicia. El presidente admite errores, casi disculpándose, ante esta figura poderosa, que tiene que ser conformada.

Lo que se intenta aquí no es poner en cuestión las reformas que deban hacerse en las leyes, ni que esta sea un error, ni tampoco menospreciar el terrible dolor de un padre que perdió trágicamente a su hijo. Hechas estas salvedades, resulta extraño que un ciudadano logre todo esto: entrevistarse en la Casa Rosada con el presidente de la Nación, con su jefe de Gabinete, llevar asesores, y obtener una disculpa y promesas de futuras reuniones.

Blumberg al enterarse de la sanción de la ley, amenazó con realizar una nueva marcha. ¿Es a esto a lo que le temió el Gobierno? ¿Cuántas personas se habrían congregado para seguir al padre de Axel en esta ocasión? Ante marchas y protestas permanentes de otros sectores, del Gobierno no parecen llover invitaciones a tomar la leche con el presidente. Es cierto que una movilización de la clase media, no es lo mismo que una protesta de piqueteros: pareciera que las de la primera son más exitosas y peligrosas, y no cuentan con un bombardeo en contra desde los medios: no habría movileros preguntando a los taxistas cuánto perjudica a su trabajo la marcha, o qué opina la jubilada de esas personas en traje que la dirigen.

Otra opción, podría ser la búsqueda de consenso luego de ser difundidas las falencias de la nueva ley, en temas tan importantes para la opinión pública como los son la corrupción, y la sanción de penas. De esta manera, el Gobierno invita a Blumberg, presente permanentemente en los medios, que ya había expresado su disconformidad, para darle lo que pedía y así obtener el visto bueno de la sociedad (de una parte de la sociedad). Así, se actúa en el plano de lo simbólico, anotando un punto más a favor del Gobierno, presentando a un actor cuyo discurso tiene un alto valor en el mercado lingüístico actual en la sociedad.

Cada vez que alguien produce un discurso dirigido a receptores capaces de evaluarlo, apreciarlo y darle un precio, existe un mercado lingüístico, donde el precio es la valoración que se le da al discurso. Todo discurso se ajusta a una situación, a un mercado, a un campo. Ahora bien, en el campo de la Justicia, el discurso de Blumberg tiene uno – si no el más – de los valores más altos.

Cada sujeto tiene un capital lingüístico, cuanto mayor sea éste, mayor posibilidad va a tener de acercarse al poder, y pareciera que no hace falta aclarar, con los hechos antes mencionados, lo cercano a éste que se encuentra el empresario.

Cómo adquirió un capital tan alto este actor social, es muy complejo, aunque hay puntos en los que se puede consensuar, como al trágico asesinato que sufrió su hijo, y la posición socioeconómica de la que proviene. Claro está que no cualquiera es invitado por el presidente, y a aprobar decisiones para las cuales quizás no está capacitado, ni cuenta con ningún poder de representación como para que su discurso sea adoptado como el que tienen muchos argentinos que lo eligieron para expresar sus intereses. Cuenta con el favor de los medios, y con determinados sectores de poder, que observan en él representados sus intereses, pero son sólo sectores, y no se deben dejar pasar por alto situaciones como ésta. Parece normal y cotidiano –aunque es una construcción-, ver que la nota de tapa del diario de mayor tirada del país, trata la “negociación” del presidente del país con este personaje, de un tema que atañe a todos los ciudadanos, y al contrario que en otros casos, no sea por los canales habituales. Repetimos que otros reclamos sociales, no tienen la suerte de tener al frente a un actor con un capital simbólico tan fuerte.

Puede ayudar a entender cómo obtiene este poder Blumberg, analizando cómo se construye su cuerpo significante. En el plano de la imagen, ofrece una connotación a “señor bien”, de estricto traje, o más de “entre casa” con correctas camisas, pantalones de vestir y zapatos. Este punto es muy importante, porque la identificación con un grupo socioeconómico, permite a determinados sectores verse reflejados con “lo que les podría pasar”, y a sectores que desean formar parte de ese sector más elevado verse representados mirando hacia arriba, como también la clara diferenciación con otros actores sociales que cuentan con un capital simbólico muy bajo (por ejemplo, los piqueteros). En otro nivel de producción significante, aunque atravesado por los otros, es el que nos lleva al deslizamiento y al contacto, éste es el de la tragedia de la pérdida de su hijo. Todo ser humano se ve conmovido ante tal dolor, y permite una identificación aún mayor a la anterior, y permite limar las diferencias que se puedan tener con respecto a su discurso, y no vincularlos con los determinados intereses de clase. Este acercamiento a través del dolor, convierte en tabú la crítica, y facilita que determinada dirección en los reclamos sea aceptada y tomada como general, a pesar de estar vinculados con un sector que plantea endurecimiento en la ley, pero sin realizar presiones para que las lógicas causas de los delitos, sean solucionadas (léase pobreza, exclusión, marginalidad, hambre, salud). Hasta aquí tenemos a este actor de clase media-alta, preparado, correcto, y sumamente dolido por la tragedia que sufrió, y lo que nos lleva al tercer y último nivel de producción significante, que es el de la convención. Es lo que lleva a que sea muy difícil criticarlo, y que parezca bien que él sea quien represente al pueblo en cuestiones de Justicia, y no alguien elegido por el pueblo mismo, y que represente el pensar de un sector más amplio.

La influencia que ejerce no es poca, y el alcance que tienen sus irrupciones son amplios, como para seguir pasando por alto el poder que ejerce. Por ejemplo, en una nota de Página/12, Raúl Kollmann escribe con respecto a las denominadas leyes Blumberg del año pasado, que “dificultan enormemente las excarcelaciones, libertades condicionales o salidas transitorias. Los presos más pesados perdieron cualquier incentivo para “hacer buena conducta” y se convirtieron cada vez en más ingobernables. Ahora sólo les interesan los negocios dentro del penal, someter a otros presos, el manejo de alguna banda fuera de la prisión y diseñar planes de fuga”, con respecto al motín ocurrido en Córdoba. Esto puede servir como pequeña muestra del alcance que tienen sus intervenciones.

Aún intentando no tomar posición con respecto a estos efectos, el alcance de su influencia afecta muchos ámbitos de la vida de todos lo argentinos, como para que Blumberg siga decidiendo (o negociando leyes) por la mayoría, cuando ésta no le ha dado ningún puesto de representación elegido por vías democráticas, tan necesario cuando se actúa en temas importantes como en los que el empresario-padre se incumbe.

Pablo Moreno
(moreno_pab@yahoo.com.ar)

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Del chivo emisario al huevo de la serpiente:
Blumberg está apuntando sus cañones a la identificación de la
población carcelaria por el ADN. Me resulta tan notable el alcance de los efectos neonazis del duelo patológico del nombrado como lo funcional que resulta como estrategia de represión.
Cabe señalar, que sus cañones apuntan a una aniquilación más profunda y peligrosa, con sed de venganza hacia aquéllos hijos de otros padres que tuvieron una suerte diferente que el trágico final de su propio hijo.

12:49 a. m.

 
Anonymous Anónimo said...

como va cuervo!! me gusto mucho la reconstruccion del cuerpo (in)significante de juan carlos y tambien que me hayas explicado lo de mercado linguistico ( texto que nunca lei al final...mal lo mio).
algo para discutir largo y tendido es hasta donde legitima el voto democratico tal cual lo conocemos.
abrazos
lucas

12:28 a. m.

 

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