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viernes, febrero 04, 2005

Algunos efectos del coqueteo petrolero

El 1º de febrero pasado se inauguró la primera estación de servicio fruto de la sociedad de Enarsa con PDVSA. La primera, es la empresa estatal de energía, cuyo director es Luis Cosiglia, quien asegura que se cuenta con un capital de 50 millones de pesos. Por ley, el 53% de Enarsa debe estar en manos de la Nación, el 12% es para las provincias y el 35% restante es ofrecido a inversores privados. La empresa tendrá la titularidad de los permisos de exploración y explotación sobre la totalidad de las áreas marítimas que no se encuentren concesionadas. La segunda, es la petrolera del Estado venezolano, cuenta entre otras cosas con establecimientos en Europa y Estados Unidos donde es propietaria de una empresa que controla 14.000 estaciones de servicio y 8 refinerías.
En la última visita al país, el presidente venezolano Hugo Chávez, confirmó las negociaciones de compra que mantiene la petrolera con la angloholandesa Shell, y quiere a Enarsa como socio también en este emprendimiento. Shell controla el 16,5% de la venta de combustible en el país, cuenta con una refinería, tiene 150 estaciones de su propiedad, y 750 vinculadas por contrato. Según Rafael Ramírez, Ministro de Energía de Venezuela desliza que probablemente a mitad del corriente año se pueda efectuar la compra.
Ahora bien, una cosa es la posesión de una estación de servicio en Libertador al 8400, y otra cosa es la posesión del control de venta del 16% del mercado nacional. En el primer caso, por más que prolifere la sociedad y se multipliquen la estaciones de servicio de doble bandera, no es más que comercialización, ya que obviamente el combustible se lo deberán comprar a refinerías que están en manos privadas, bajo banderas por demás conocidas, con lo cual por ejemplo no se podrá ejercer una presión sobre los precios (en caso de que esto sea uno de los fines). No deja de ser agradable la aparición de estaciones estatales y resultado de una asociación entre países latinoamericanos. Pero el efecto de esta unión es aún más importante que el hecho en sí. Y esto sucede porque el verdadero éxito no es la competencia en venta contra Repsol, Esso, Petrobras o Shell, sino que se encuentra en el plano de la significación. La construcción significante de la formación de un bloque latinoamericano – con el simple hecho de la apertura de una estación de servicio – provoca que no en pocas personas el avance de un milimétrico paso hacia una Sudamérica fuerte, unida, capaz de resistir con mayor fuerza las imposiciones provenientes desde el exterior, considerando de este modo exterior no Paraguay, Perú o Venezuela, sino Estados Unidos, Unión Europea o China por ejemplo. Las condiciones de producción de sentido a las que remiten esta asociación, que puede ser tomada a modo de análisis en conjunto simplemente como el acuerdo bilateral de esta sola estación, nos conducen a próceres, a intelectuales, a movimientos obreros, estudiantiles, padres y abuelos que soñaron con una Patria Grande fuerte y autodeterminada. Claro está, que aunque pueda predominar este sentimiento, también existen en producción otros signos en la semiosis ilimitada, como las reservas que se pueden tener con las formas de gobierno de los presidentes de ambos países, de procedimientos quizás demasiados permisivos hacia acreedores internacionales, la existencia de brechas infinitas de desigualdades e inacciones al respecto y quizás se pueda agregar un largo etcétera. Pero lo curioso de este hecho es, cómo sólo un indicio puede arrancar una sonrisa y encender la esperanza. Es un milimétrico paso, que está atravesado por muchos (muchos) condicionamientos, reservas y complejos órdenes, pero el efecto inmediato, casi inconsciente en muchos, fue el de esperanza.

Pablo Moreno
(moreno_pab@yahoo.com.ar)

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

K durante sus años de gobernador gozo de lo lindo con las regalias que le proporciono la privatizacion de YPF, santa cruz es la provincia mas beneficiada por esos dineros. Hoy dudo de sus intenciones latinoamericanistas que me suenan hipocritas, como cuando se lo escucha criticar el "neoliberalismo salvaje de los 90" cuando el fue parte activa de ese mismo modelo.
sin embargo coincido en el sentimiento esperanzador que genera entablar relaciones con nuestros paises hermanos. Me acuerdo cuando argentina le compro gas-oil (creo que era eso) a venezuela y yo viendo la foto del petrolero "tico" en el puerto de baires decia: "que bien", pero alguien me retaba: "pero si compramos a un precio mayor del que nos venden las empresas "externas"!!! como estas contento...?" que se yo, era ese sentimiento esperanzador.
Vamos por la patria grande,pero sin K, sin Chavez, sin Lagos, sin uribe etc. etc..
saludos amigos, nos veremos prontooooo

5:41 p. m.

 
Anonymous Anónimo said...

En sintonía con tus apreciaciones, en la nota se remarca lo curioso del efecto de sentido de un pequeño hecho (la importancia depende desde dónde se observe) con la apertura de una estación de servicio, independientemente, a modo de análisis,- aunque todo tiene que ver con todo - de posturas a favor o en contra de los actores que lo llevaron a cabo.
Bienvenida la polémica y la participación!
saludos

5:32 p. m.

 
Blogger José Luis Planas Osorio said...

Me parece muy acertada tu opinion, y pienso que es generalizado el sentimiento de esperanza, aunque se trata de un hecho pequeño pero significativo,lo realmente necesario es asegurar los recursos petroleros ,que es la energia que actualmente mueve el planeta ,es la base de todo los sistemas economicos ,sociales, financieros,etc., y lo mism oque el agua, el aire, son recursos no renovables, y viales para la superviencia denuestra civilización. Felicitaciones y sigue adelante ...!!!
Saludos atte:

9:36 p. m.

 

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